La reunión de Ginebra, con la asistencia de 1.400 representantes, permitió introducir enmiendas principalmente en las convenciones de Basilea y Estocolmo, para controlar mejor el tráfico internacional y el impacto ambiental de esos residuos.
La enmienda al tratado de Basilea, de 1989, incluirá a partir de ahora el tratamiento de plásticos en ese pacto destinado hasta ahora al control de residuos nocivos.
"Con esta enmienda, muchos países en vías de desarrollo tendrán por primera vez información sobre los residuos plásticos que entran en su territorio, y podrán rechazarlos" explicó Sara Brosché, consejera científica de una red de centenares de oenegés ecologistas en el mundo conocida como IPEN.
Ante la exportación de plásticos de países como Estados Unidos, que en el 2018 utilizó 157.000 contenedores cargados con esos desechos, países como China prohibieron la entrada de plásticos de exportación para reciclaje en su territorio.
Por otro lado, las partes de la Convención de Estocolmo sobre productos contaminantes orgánicos persistentes añadieron en esta reunión de Ginebra otros dos productos a la lista: el APFO (ácido perfluorooctanoico), utilizado en los revestimientos antiadherentes de algunos artículos de cocina y en textiles, y el Dicofol, un pesticida especialmente nocivo para las aves y los peces.